El plan era perfecto, como todo plan de distracción al agasajado con una fiesta sorpresa. Yo acompañaría a la Mama a un espectáculo de Yola Polastri. Si, la “vieja loca” y tildada de coquera de la que ahora muchos se burlan pero que bien que cantaban al ritmo de la trompeta del Maestro Chicoma. La distracción, era en el teatro Marssano, que como pocas veces se prestaba para algo bueno… para que ella fomente sus valores lejos de la ingrata televisión y para que toda su fanaticada, como mi abuela, yo y mi mamá, que se quedó en casa preparando los sanguchitos para la fiesta, pudiésemos corear sus canciones, saltar en la butaca e irnos de paseo ti, ti, ti y alocarnos por tocar aunque sea con la yema de los dedos la pelota… y tómala… y dámela… Y la Mama, que regresó a su niñez de los años 40 y le pegó muy fuerte a la grande pelota playera de colores y gritó, como ella sabía hacerlo bien cuando se emocionaba y sus ojos verdes se aclararon y brillaron más fuerte, más que el dolor y el miedo que tanto doctor y medicamentos le habían sembrado desde hace ya buen tiempo…
Y yo, que quería abrazarme a ella cuando comenzó esta tía tan loca pero tan genial con su pájaro azul, que quiere soñar y que quiere volar… Pero sus rizos ya no tan rubios, como cuando era una joven y guapachosa amante de las matinés y de las fiestas del Hotel Crillón, andaban muy despeinados y eso no podía permitirlo, porque más tarde habría que tomarle fotos en la jarana que todos preparaban en su amada casa, en el patio rojo.
Hacía frio, eso lo recuerdo porque llevaba un elegante saco encima y debajo, una bonita chompa, como siempre, sacada del “cajón de las chompas”… Lo recuerdo por el friecito de Miraflores ese sábado en la tarde y porque era septiembre, no sé qué día pero lo era y estábamos ahí por ella, para distraerla mientras todos, hasta los vecinos que más que eso eran ya casi familia, arreglaban todo para su llegada.
¿Y ahora qué hago yo? Pensé cuando necia como era, quería ir a su casa ya… porque quiero un cafecito pasado… pero que tal Yola no? Es que es una artista, pues… y que a ti de chiquita te poníamos los discos y cómo te gustaba… y el Fer se paraba frente a la tele… pero ya vamos a la casa... Y yo, según el plan, tenía que decirle que no, aunque decirle que no a ella no era cosa fácil… Y decirle que a mi casa, que mi mamá después nos lleva… que yo tengo que cambiarme para salir… y que a dónde vas a ir y con quién? Porque mejor quédate en tu casita, que hace frio… Y ya no sé como la convencí pero me costó sudor y nervios y que casi nos descubra todo… Pero calladita se subió al carro cuando llegó Luis a recogernos y menos mal... y calladita se dejó convencer de ir por un helado con este frio, pero si quieren vamos porque que tal Gringo, cómo maneja y es tan juicioso... Y calladita subió tres pisos y calladita no más, criticó a mi mamá porque, que haces cocinando a esta hora y para qué?... y que ya vamos… y dónde está el Fer? Y oye, que la Yola es una maravilla…
Mi mente ha suprimido cosas que aun quisiera recordar, detalles precisos que se fueron sin querer con las imágenes tristes que borre de mi álbum. No recuerdo que dijo al llegar, si se dio cuenta de la cantidad de autos que habían estacionados en el parqueo afuera de la casa. Sé que avisamos nuestra llegada mientras recorriamos el plomo y anhelado caminito de piedras, una flecha que indica aún la puerta de la entrañable casa que ya no es de ella ni de nosotros... No sé quien inició el grito de sorpresa… no lo sé… y tampoco logro, por más que quiera, recordar exactamente su reacción, si dio uno de sus saltos o si su sonrisa prefería tomar su cafecito e ir a dormir… Lo que recuerdo es la sonrisa de mi mamá, las lagrimas de alguna que otra sobrina/amiga de la Mama y la cantidad de gente muy querida que estaba ahí, en su patio rojo, por ella y para ella… Y por ellos, tambien… porque seria la ultima vez que podrían darle un abrazo de cumpleaños y esas cosas que uno dice y esas cosas que uno piensa cuando ve que ya no hay tiempo… y eso que todos callábamos, porque de alguna manera todos coincidíamos en celebrar a lo grande porque sí, podría ser el ultimo… Cosas que uno siente que no quisiera sentir, que uno presiente y que no quisiera acertar…
Entre los detalles no recuerdo si empezó con la música un conjunto que se contrató, con órgano incluido o si quien empezó fue el grupo de música criolla o más bien un grupo de amigos que con todo cariño, Renato, hasta ese momento novio de una de las queridas vecinas/sobrinas/amigas y ya casi familia nuestra, habia llevado para tocar unos valsesitos con cucharas en mano. Uno de esos tipos nobles que se hacen querer y que por alguna extraña razón le tenía un gran afecto y paciencia a ella… y además, que ahora compartían más que saludos en la calle, porque el buen muchacho al que ella criticaba como a todo el mundo, había corrido alguna noche a darle su sangre y su sueño cuando era urgente. Pero en fin, que así se dio toda la noche y que como ya dije, poco recuerdo de esa noche… que el conjunto de música se quedó más tiempo del que debía porque trabajo o no, se estaban vacilando rico en mi patio, su patio… con tanta gente de diferentes edades y gustos y colores.
Yo por mi lado, me la pasé contándole a cada amiga de mi abuela sobre como la distraje antes de llegar… y las de Caín que tuve que pasar para que no chapase su taxi y se regresara a su casa y nos fregara la fiesta sorpresa… y las risas de las señoras de todo, conocidas casi todas y menos mal, sin costumbres de apretar el cachete, pero sí de recordarme cuando era chiquita y flaquita, porque ya no lo estaba tanto… sobretodo lo segundo. Y Cómo es la vida, que uno de los grandes recuerdos de esa nohe que no queriamos que termine jamas, fue ese valsecito que al estilo de quinceañera uno a uno iba pasando para bailar con ella, incluso sus amigas señoras y regias... y el tio Lucho, que con ella poco tenía que ver mas allá de ser hermano de su yerno y entonces mejor, mas que por un cariño y admiración mutua, a pesar de la vida y la poca verguenza que nos divertía... tomó su turno y a bailar y por alguna razon gustó mucho ese momento, es que el pícaro tio era eso, y gustaban sus picardias y ellla que lo queria mucho... Y cómo es la vida que ahora andaran recordando ese momento con un cafecito pasado Luchito ... y claro que sí Florencia, porque con ella no habian usted, ni señora mía
Y yo seguía contando la historia pero con otras palabras porque mis tios querían saber y las amigas de mi abuela, las otras amigas de mi abuela, las jóvenes, las chicas… porque como es la cosa no? Ahora que lo pienso, esto de llevarse bien con gente menor me viene de familia. Y es que ella tenía amigas muy jóvenes que la querían, que de seguro hoy la extrañan tanto… que quizá, quien sabe, se estarán acordando de que la Señora Florence cumplía años… y aaaayy Florence, y ayyy la tía Florencia, la Gringa, la Mama, que era un caso, un personaje como para contárselo a Bryce que a ella tanto le gustaba, y nos escriba un libro como ese que le hacían soltar carcajadas con lagrimas en la tienda donde trabajaba vendiendo esas chompas de las que se hizo dueña.
Pero no, ni el más astuto y brillante escritor, pintor o lo que sea podría plasmar de una forma perfecta como era ella… y mucho menos lo que era para cada uno de los que hoy, 10 de septiembre nos sentimos un poco, un tanto extraños… como tristes por no poder preparar otra sorpresa, como con ganas de escuchar sus canciones favoritas y recordarla, como sonrientes al recordar sus ocurrencias, como cuidados, protegidos por una extraña fuerza lejana de esa eternidad en la que realmente sólo algunos creemos desde que ella ya no está…
Y así fue, lo que presintió seguramente mi mamá antes que nadie, sucedió… Poco tiempo antes de poder decirle de nuevo feliz cumpleaños Mama y que nos diga alguna frase para sacarnos de cuadro como que “de feliz que tiene”… aunque bien que le encantaba y que esperaba su regalo… o un simple “ay gracias hijita” y un típico y ahora entrañable palmazo en la espalda… Y seguramente, aunque no podemos asegurarlo pero es más bonito creerlo así, ella está celebrando en el cielo anaranjado del que yo tanto hablo por una tarde de verano en que también seguramente no era ella, pero así prefiero creerlo, pintó de ese color el firmamento cuando yo lo necesitaba y que hasta vi nubes con forma de delfín o delfines en las nubes que suena aun más bonito como para dedicárselo a ella, que tantas cosas bonitas merece…
En su cielo anaranjado… una fiesta en el cielo, una jarana quizá, o quizá nada… solo cielo… Pero aquí, dónde pensamos en ella cada día sin excepción, dónde el no tengo tiempo ni de extrañar, sólo le quedaba bien a ella y que entonces extrañamos todo, desde su sazón y sus cuidados, hasta eso que tanto renegábamos y nos quitaba la paciencia, todo… porque ese todo era ella… su sopita de pollo, su mermelada de fresa calientita, el tecito con leche y los 3 desayunos… los palmazos en la espalda, marca registrada; los besos en las piernas, su música y su fiel Radio Programas en su radiecito negro y fiel, tambien; sus palabras inventadas mas por impaciencia que otra cosa y sus risas… ay! benditas sean sus risas con lagrimas… sus historias de la Lima aquella del Mambo prohibido y la Chabuquita Fuller… sus cosas o cosos de colores, el mueble amarillo, el patio rojo, verde y los muchos azucareros siempre llenos por si acaso… y porque si no encuentran, es porque nadie se agachan, pues… Su orden perfecto para ella, perfecto… como su ponche y el periódico en el pecho y la espalda para calmar la tos… que a ella nunca le daba y eso que tdo el día lavaba todo lo que encontrara... y sus medias de colores, largas, hasta arriba que le vendía su casera… sus caseritas que también seguro recordaran que hoy ella celebraba y que su hija, su compañera, la agasajaba bien… siempre bien… porque era su cumpleaños, hoy 10 de septiembre… y yo no sé, pero ya no lloro tanto en estos días… más bien me provoca su puré de espinaca con tostadas y huevo duro, que aparecia en la mesa con mantel de hule a horas de mi antojo… y me provoca recordarla como ella quisiera, como todos queremos y en realidad la recordamos… porque este día se va en unas horas y su cumpleaños pasará… y siempre habrá otra, otra noche, otra… para que nos cuide mientras dormimos… así que, feliz cumpleaños, feliz día Mama… y baila con Joe Arroyo, aunque seguramente ya lo estará haciendo, seguramente…
